sábado, 5 de noviembre de 2016

DRAMATURGIA: 'LA ESCALERA OSCURA'

Alejandro Melero : "Cuando leemos estamos preparados para identificarnos con emociones que no hemos vivido"


Por Eduardo Nabal


 
Alejandro Melero Salvador es un joven dramaturgo y narrador nacido en Almería. Actualmente triunfa en los escenarios madrileños. También imparte clases de cine en la Universidad Carlos III. Entre sus publicaciones más recientes se encuentra  el ensayo Los placeres ocultos: Gays y lesbianas en el cine de la transición (Editorial ReBross). La escalera oscura es su primer libro de relatos de ficción.


 
EDUARDO NABAL.- Cuéntanos como ha sido el proceso de recopilación de estos subyugantes relatos. No todos parecen destinados al mismo público aunque hay hilos que los unen: Almería y el mundo rural, la adolescencia, los recuerdos, la homosexualidad, la herencia de los mayores, elementos que pueden aparecer todos juntos o por separado.

ALEJANDRO MELERO SALVADOR.- Son relatos escritos en momentos y desde lugares muy diferentes. También con objetivos distintos. El primero es de cuando era estudiante. Lo escribí con la idea de mandarlo a un concurso literario. Como ganó, me animó a escribir más. Otro, Último y penúltimo deseo de la niña Carmela, lo comencé como un experimento sin pensar que se fuera a publicar jamás, y al final ha sido el más premiado y publicado. Ahora sí que veo que tienen mucho en común, como esos temas que mencionas. Es un lujo verlos todos juntos en un solo volumen, nunca lo imaginé.

E.N.- ¿Crees que tu éxito como dramaturgo en diferentes salas de Madrid te ha allanado un poco el camino? Y, por otro lado, ¿esa faceta se refleja explícitamente en alguno de los relatos, como en el caso de La niña Carmela?

A.M.S.- Si ha habido un cambio desde que comencé a escribir teatro, probablemente tenga que ver con mi obsesión por el monólogo. Al fin y al cabo, relatos como el que mencionas, escritos en primera persona, dan rienda suelta a la voz a un personaje, casi como si un actor lo narrara al público. Me inquieta mucho la adaptación teatral de textos que no nacen para la escena. La última obra que me han estrenado, Éxtasis (Teatro Alfil, en el corazón de Madrid), comienza precisamente con la adaptación de un relato mío que se publicará próximamente.

E.N.-Mi favorito es el cuento de La piedad pero tú lo has llamado La escalera oscura. ¿Hay algo muy personal que te una a alguno de los textos o todos tienen elementos autobiográficos y otros convertidos en ficción?

A.M.S.-  La piedad tiene lugar en el Madrid de la Transición, un espacio que me fascina. Lo escribí mientras investigaba para mi tesis doctoral sobre ese periodo. Creo que hay pocos elementos autobiográficos en general, pero sí que me ocurre que los amigos se me enfadan porque dicen que cuento sus vidas. Eso puede ser verdad.

E.N.- Sigo teniendo la impresión de que el lector español o el espectador español (en el caso del cine y el teatro) valora más lo de fuera (también en cuestiones de edición y distribución). ¿Crees que eso va cambiando?

A.M.S.- Puede ser. Al mismo tiempo, echo de menos que en el teatro veamos más importaciones. Grandes textos que gustan en todo el mundo y aquí no llegan, o llegan tarde. Pero son tiempos difíciles para las industrias culturales. Admiro a los editores, productores… no sé cómo se atreven. Hay que celebrar cada publicación y cada estreno como si fuera un milagro, venga de donde venga.

E.N.- Una vez una periodista me asaltó diciendo “Usted solo escribe sobre temas gays” (lo cual además no era cierto) Yo le respondí “Y Woody Allen solo hace películas sobre heterosexuales” ¿Crees que se sigue considerando un subgénero delicado o ya hay más puntos de vista abiertos a ver que dentro de la literatura gay o lésbica se tratan muchos temas universales?

A.M.- Creo que sí que el público es muy receptivo. La obra que más tiempo he tenido en cartel se llama Clímax, y un crítico dijo que era una comedia gay para heterosexuales. Aunque no sé muy bien lo que quiere decir, me gusta. Y creo que Woody Allen hace muy bien insistiendo en sus obsesiones sin parar. Ojalá siga dándole vueltas a las relaciones heterosexuales muchos años más.

E.N.- Algunos de tus relatos ya habían sido publicados con anterioridad. No obstante es un placer leerte por la riqueza de tu vocabulario y la paciencia para describir a los personajes y sus sentimientos. Pero abundan las historias de amor. ¿Crees que los lectores que no han vivido grandes o pequeñas historias de amor o incluso “desamor” pueden sentirse desplazados?

A.M.S.- Espero que no. Cuando somos lectores, estamos preparados para identificarnos con emociones que no hemos vivido, o las comparamos con emociones que pueden parecerse a lo que experimentan los personajes. El desamor es parte de lo que respiramos cada día, en mayor o menor grado. Muchos personajes de La escalera oscura sufren mucho, pero creo que todos encuentran un espacio de luz. El personaje siempre busca el final feliz para su historia, ¿quién es el autor para negárselo? Después de todo, el escritor solo los ha creado. Luego ellos van solos.


      

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