jueves, 24 de noviembre de 2016

MEMORIA HISTÓRICA

Una vida normal

 

Por Eduardo Nabal



A muchas no nos importa demasiado  que, a pesar de los debates habidos,  Pedro Sánchez y Pablo Iglesias llevarán la misma pancarta el 28 de Junio (las derechas eclesiásticas, como dioses y demonios en el poder, por supuesto nunca han estado ni estarán allí). Como en el caso de los derechos de las mujeres, de pronto algunas ideologías se siguen difuminando, aunque afortunadamente cada vez menos.

                  Acaso nos entristece un poco esta inercia heteropatriarcal, esa desidia, ya cansina,  en molestarse pensar “más allá”. Lo que cuenta el activista y profesor Dean Spade en su libro recién traducido Normal Life, o sea la verdadera historia de los movimientos de resistencia al heterosexismo y el capitalismo feroz  o sutil desde Stonewall a la sonrisa forzada de los EEUU de Obama, no se enseña en las aulas, o en muy pocas, teniendo en cuenta quiénes y cómo nos gobiernan por estos lares. El autor, activista trans y ensayista vociferante nos acerca en su recorrido documentado a la historia dura y áspera de cómo en su país (esos EEUU que han caído hoy en las garras de Donald Trump), bajo una serie de concesiones-maquillaje legales y reformistas y tímidos llamamientos a la tolerancia, se sigue excluyendo de muchos derechos básicos (desde el ámbito laboral a la sanidad o la seguridad jurídica) a mucha gente de otras razas y/o LGTB sin grandes recursos, que no aparecen en las series de televisión ni en los grandes bodorrios telefilmados.
                  Es la “otra Norteamérica” de la que hablaban Sylvia Riera o el propio Spade, que sufrieron la violencia policial, el encarcelamiento o el paternalismo de asociaciones benéficas y discretas dispuestas a maquillar bajo concesiones varias las profundas brechas  que existían en su sistema socioeconómico, también en su sistema de binarismos de género, contribuyendo a disfrazar o relativizar las  graves desigualdades y las exclusiones estructurales que condenadaban a amplios sectores de la población a la pobreza, el ostracismo o incluso la violencia institucionalizada, la prisión o los centros de internamiento para extranjeras/os.
                  Grupos de trans latinas se enfrentan aún hoy al presidente de los EEUU y a otros muchos gobiernos occidentales porque sus políticas son políticas legalistas, de concesiones, políticas que no van a la raíz de los problemas sociales cada vez más visibles, que pisotean muchos derechos humanos y refuerzan las dicotomías sexo/género, el racismo ancestral, la xenofobia, el odio a otras culturas y la guerra declarada contra los pobres, los negros, condenados a llenar sus prisiones.
                  Una vida normal, con prologo de Lucas Platero, es el irónico título de este ensayo valiente y transgresor que, si realmente lo leyeran, escocería a muchos miembros de la comunidad LGTB conservadora o de la izquierda camino de lo institucional sobre ese sendero que abandonaron hace mucho tiempo en tantas y tantas luchas y heridas abiertas, que lo fueron  por algo más que una serie derechos legales. Lo fueron por algo que un día se llamó revolución social o “democracia real”.
 

 

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