El retorno de los sicarios
Por Eduardo Nabal
Parece ser que, si nadie lo evita, y a pesar de que sigue el esfuerzo
de familiares, amigos, asociaciones, periodistas…, los Mossos de Escuadra que
asesinaron a patadas, con saña y brutalidad al empresario gay Juan Andrés Benítez
en Barcelona no solo no pisarán la cárcel, sino que es hasta más que probable
que reingresen en el cuerpo.
Un cuerpo gangrenado,
un ejemplo de malestar social creciente, un cuerpo enfermo que en este caso (si
nadie demuestra lo contrario) está además lleno de gente peligrosa al servicio
de alguien más peligroso que se aprovecha de sus tendencias psicóticas y de su
estupidez profesional para utilizarlos como herramienta del miedo “a salir de
noche”.
La policía de
Barcelona acosa y maltrata a los vecinos más desfavorecidos y, sobre todo,
humilla a las prostitutas para convertir el legendario barrio del Raval en lo
que especuladores inmobiliarios varios quieren que sea. Algo de eso nos
contaron desde ‘prostitutas indignadas’. Se echa de menos que el nuevo
Ayuntamiento haga algo para que el gran capital y sus sicarios, con el uniforme
que sea, no sigan campando a sus anchas, escribiendo con sangre aquello de
Fraga Iribarne de “La calle es mía”.
A diferencia de los
neonazis que asesinaron a la transexual Sonia y que como Juan Andrés serán
recordados por el movimiento LGTB catalán y mundial, los Mossos anónimos e
innombrables que acabaron a golpes con la vida de Juan Andrés se irán más o
menos de rositas. La única razón: un
triste, muy triste uniforme en la tintorería del poder. Nosotr@s no olvidamos. Prou d’ impunitat. Prou d’ brutalitat.
Justicia Juan Andrés.
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