martes, 20 de diciembre de 2016

70 AÑOS DE 'QUERELLE DE BREST'

Genet entre marineros, mendigos y locas de Cádiz


Por José García


 
Dentro de muy pocas semanas se cumplirán los setenta años de la publicación de Querelle de Brest, obra digna de un poeta, novelista y dramaturgo tan fuera de lo común como Jean Genet, quien con sus postulados radicales, tanto en lo artístico como en lo político, escandalizó y encadiló por igual a la provinciana sociedad francesa de su tiempo.

Querelle de Brest se publicó por primera vez con una tirada limitada y acompañado por una serie de 29 ilustraciones del siempre polifacético Jean Cocteau (una de las cuales acompaña a este artículo). Tanto el libro como las ilustraciones se editaron de forma anónima, por temor a las reacciones que previsiblemente podrían suscitar entre sus lectores. En todo caso, la obra no volvería a publicarse hasta el año 1953, tras pasar por una severa censura de la que ya no se libraría hasta varias décadas después. En 1956, Genet fue llevado a juicio por aquella primera edición de Querelle de casi diez años antes, acusado de inmoralidad, amenazándosele con el regreso al presidio y una sanción económica. Sin embargo, en 1982 la versión cinematográfica de la novela de Genet que acomete el cineasta Rainer Werner Fassbinder elevarán a Querelle y a los personajes que se le relacionan a la categoría de íconos de la cultura gay.

La obra de Genet es en gran medida la de la exaltación del antihéroe, de los moradores de los bajos fondos, los prostíbulos masculinos, los mendicantes, de aquella ‘mala sociedad’ que captaba todo el oprobio de la bien educada sociedad burguesa contra la que siempre se alzó el autor, haciendo de lo grotesco y los personajes grotescos una traducción incomparablemente lírica.

Genet habitó en los ambientes nocturnos de Amberes, Barcelona y, también, Cádiz, años antes de la publicación de Querelle, por lo que es posible que esta novela icónica (y nunca mejor dicho) esté impregnada de sus experiencias como mendigo, chapero y maleante de poca monta en estas ciudades portuarias. Su presencia en Cádiz es la menos documentada, solo referida por él en su obra autobiográfica Diario de un ladrón. Sin embargo, el escritor Juan Goytisolo rememora sus conversaciones con Genet en el 60 aniversario de Diario de un ladrón y expone que “la admiración de Genet por las locas españolas que frecuentó en Barcelona y en Cádiz apareció más de una vez en nuestras conversaciones. Eran las más audaces y provocadoras de Europa, decía, como reacción natural al rechazo que suscitaban. Asumían el oprobio de la opinión común con un ritual de disfraces, gestos y voces agudas que, a partir de la histeria, alcanzaba la sublimidad”.

Toda la obra de Genet (Las criadas, Los negros, El condenado a muerte…) expresa su profunda simpatía hacia los desheredados y los marginados de la sociedad, expuestos constantemente a la fuerzas omnipresentes del sexo, el delito y la muerte. En consecuencia, aborda rituales, crueldad y la convicción del autor acerca de lo absurdo de los conceptos morales. Y aunque su trabajo fue inicialmente tachado de pura pornografía, acabaría por ser reconocido como el de un existencialista preocupado por los problemas de la identidad y de la alienación.

A mí se me antoja que algo de Genet y de los personajes de Querelle de Brest sigue deambulando por las tabernas del portuario barrio de El Pópulo, en Cádiz, por la obra de autores gaditanos posteriores que se criaron en ese mismo barrio, como Eloy Gómez Rube y su pieza tragicocómica Vidas Estándar… En el recuerdo de parte de lo que fuimos antes de la llegada de este Erotic Welfare en el que vivimos ahora.

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