viernes, 30 de diciembre de 2016

CONTADAS POR NOSOTRAS

Lecturas feministas para recibir el año

 

 Por Natalia Blanco y Eduardo Nabal



 
Reyes, nochebuena, nochevieja. Fiestas, así de entrada, poco amigables para las mujeres libres y las jóvenes sin mucho tiempo libre. Pero si te da el bolsillo para regalar un libro, acuérdate de la literatura escrita por mujeres, mujeres de ayer y hoy que leen o pueden escribir. Mujeres inquietas en un mundo heteropatriarcal.  
Se acaba de publicar en castellano el espectacular retorno a la novela de Edna O´Brien, una veterana que, en su juventud,  casi fue expulsada de la Irlanda católica por su pionera Las chicas del campo, escrita a finales de los años cincuenta. Por estos lares hemos contado por los viajes de June Fernández (co-fundadora de la revista Pikara y  autora de sus 10 ingobernables) y también con un nuevo libro de memorias de una leyenda viva de la música, toda una superviviente. Se trata de M. Train, el evocador palimpsesto de Patti Smith, tras el éxito internacional de la también autobiográfica Éramos unos niños.
No hemos de olvidar la traducción (por fin) al castellano de La frontera. The new mestiza, de la chicana Gloria Anzaldúa, de las memorias de  la ‘pantera negra’ en activo Ángela Davies, o la reedición en bolsillo del ya mítico y pionero  Manifiesto contrasexual, del burgalés Paul B. Preciado (antes Beto Preciado), o el espléndido ensayo Poesía lesbiana y queer, de Elena Castro, centrado en autoras en lengua castellana de ayer y hoy, de Sánchez Saornil a Txus Gutiérrez, pasando por Cristina  Peri Rossi o Gloria Fuertes.
No ha faltado la prosa poética de Winterson (Espejismos,, El hueco del tiempo), ni una tímida y a la vez osada reedición de la novela erótica y feminista de la francesa  Violette Leduc bajo el título de Therese e Isabelle, una breve historia de amor y erotismo entre dos amigas adolescentes. Películas de principios de año como Carol,  de Haynes-Highsmith, o La chica danesa, han recuperado para el gran público lector auténticos clásicos infravalorados de la literatura feminista, lésbica y trans del siglo XX. Tampoco está de más revisar los relatos de Alice Munro.. Algunos de ellos han dado lugar a esa incomprendida Julieta, de Almodóvar, que compite, nuevamente, en los Goya con una sarta de películas de policías.
La colección de relatos breves e iconoclastas  Posiciones geográficas, de Susana Traznik, y la colección de ensayos Transfeminismos. Epistemes  y flujos, nos recuerdan que el feminismo, el antiracismo,  el postfeminismo  y la ‘teoría queer’ son compañeros de cuna y de cama. Inolvidable también la apuesta de la editorial Dos Bigotes por las autoras clásicas, desde el libro colectivo Ábreme con cuidado, o Virginia amaba a Vita, de Pilar Bellver, modélicos ejemplos de metaficción tejida por  autoras en lengua castellana.
Un año crucial y difícil éste  para las nuevas autoras donde no han faltado, a pesar de todo, novedades como Malditas. Estirpe transfeminista, lo último de Itziar Ziga, la novela cubana Domingo de Revolución, de Wendy Guerra (Negra), o reediciones de lujo, como la inmensa  Zami, biomitografía de Audre Lorde, que se autodefine mujer, lesbiana, negra, poeta, guerrera y madre que se abrió camino con coraje  en tiempos y lugares adversos, los EEUU de Eisenhower, no tan distintos, en muchos aspectos, a los de Trump.


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