Reflexiones en torno al 10 de diciembre
Por Eduardo Nabal
Aun a riesgo de ser malinterpretado, creo que ya va
siendo hora de que se lean cosas en esta línea. El humanismo ya no convence. Se
queda corto. Esto no quiere decir que no
se cumplan los derechos humanos o que no haya mucho camino por recorrer contra
la violencia, la tortura, las guerras… sino que el mismo concepto de humanismo
desde un punto de vista occidental, blanco, burgués, antropocéntrico y en
ocasiones heteropatriarcal ha emplazado a los derechos humanos en una retórica algo
estrecha, con agujeros cada vez más grandes.
Los
derechos humanos no se cumplen en Colombia, ni en muchas zonas de México, pero
tampoco en el la “España de Mariano Rajoy o Cospedal”, un país denunciado
varias veces por sus leyes represivas y desde varios países y organismos
internacionales por no atender a una memoria histórica, cuando menos, digna de
ser revisada y tenida en cuenta. Algunos grupos, hasta hace poco, alejaban los
conflictos o limitaban las violaciones de los derechos humanos a las zonas mas
olvidadas del planeta (lo que en mi ciudad, Burgos, va todavía unido, en
ocasiones, a cierto internacionalismo “de pose”, con cierto hedor a
oportunismo).
Pero
hoy en día los llamados ‘primer’ y ‘cuarto’ mundo pueden vivir en una misma
ciudad. Cuestiones como la raza, la orientación sexual, el género, la
diversidad funcional, la identidad personal o étnica hacen que muchos grupos
excluidos de la retórica oficialista de derechos humanos reclamen su espacio.
Tal vez, el mismo concepto de ‘humano’ debería ser cuestionado. Ya lo hicieron
las primeras feministas cuando escribieron la Vindicación de los derechos de la mujer para alcanzar ese ‘no lugar’
que les otorgaba el humanismo más clásico y ya desfasado.
Los
esclavos, los herejes, las todavía llamadas ‘minorías sexuales’, los gitanos,
no viven tan lejos ni necesitan papales, más bien todo lo contrario. Por eso
hoy hay que pensar más allá de lo humano, incluyendo cuestiones como el
animalismo, las nuevas corporalidades, las subjetividades transformadoras que
muchas pretendemos. Eso es reformular el concepto para avanzar desde dentro.
Una invitación a la reflexión que no es incompatible con exigir que cese la
guerra, el miedo, la intolerancia y la tortura. Lo que empieza por rescatar,
aquí y ahora, la memoria más próxima.
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