lunes, 12 de diciembre de 2016

¿DERECHOS HUMANOS?

Reflexiones en torno al 10 de diciembre

 

 

Por Eduardo Nabal



 
Aun a riesgo de ser malinterpretado, creo que ya va siendo hora de que se lean cosas en esta línea. El humanismo ya no convence. Se queda corto.  Esto no quiere decir que no se cumplan los derechos humanos o que no haya mucho camino por recorrer contra la violencia, la tortura, las guerras… sino que el mismo concepto de humanismo desde un punto de vista occidental, blanco, burgués, antropocéntrico y en ocasiones heteropatriarcal ha emplazado a los derechos humanos en una retórica algo estrecha, con agujeros cada vez más grandes.
            Los derechos humanos no se cumplen en Colombia, ni en muchas zonas de México, pero tampoco en el la “España de Mariano Rajoy o Cospedal”, un país denunciado varias veces por sus leyes represivas y desde varios países y organismos internacionales por no atender a una memoria histórica, cuando menos, digna de ser revisada y tenida en cuenta. Algunos grupos, hasta hace poco, alejaban los conflictos o limitaban las violaciones de los derechos humanos a las zonas mas olvidadas del planeta (lo que en mi ciudad, Burgos, va todavía unido, en ocasiones, a cierto internacionalismo “de pose”, con cierto hedor a oportunismo).
            Pero hoy en día los llamados ‘primer’ y ‘cuarto’ mundo pueden vivir en una misma ciudad. Cuestiones como la raza, la orientación sexual, el género, la diversidad funcional, la identidad personal o étnica hacen que muchos grupos excluidos de la retórica oficialista de derechos humanos reclamen su espacio. Tal vez, el mismo concepto de ‘humano’ debería ser cuestionado. Ya lo hicieron las primeras feministas cuando escribieron la Vindicación de los derechos de la mujer para alcanzar ese ‘no lugar’ que les otorgaba el humanismo más clásico y ya desfasado.
            Los esclavos, los herejes, las todavía llamadas ‘minorías sexuales’, los gitanos, no viven tan lejos ni necesitan papales, más bien todo lo contrario. Por eso hoy hay que pensar más allá de lo humano, incluyendo cuestiones como el animalismo, las nuevas corporalidades, las subjetividades transformadoras que muchas pretendemos. Eso es reformular el concepto para avanzar desde dentro. Una invitación a la reflexión que no es incompatible con exigir que cese la guerra, el miedo, la intolerancia y la tortura. Lo que empieza por rescatar, aquí y ahora, la memoria más próxima.

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