sábado, 25 de marzo de 2017

'CONDONES QUÍMICOS' Y DESIGUALDAD SOCIAL

La promoción de la salud frente a la medicación pre-exposición

 

 Por Ángel Gasch Gallén




En los últimos años y en nuestro contexto de forma más reciente, se ha iniciado el debate sobre la inclusión y dispensación de la Profilaxis Pre-Exposición ante el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) en hombres gays y bisexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres. También en personas que se inyectan drogas y en parejas serodiscordantes. Aunque parece ser que esta pastilla azul se ve más necesaria en los HSH (hombres que tienen sexo con hombres) o quizás deberíamos decir, en los hombres gays con suficientes recursos económicos.
Se trata de un medicamento  que combina dos tipos de antiretrovirales emtricitabina (FTC, 200mg) y tenofovir disoproxil fumarato (TDF, 300 mg), que deben ser administrados de forma continua en un único comprimido, aunque en HSH se pude administrar de modo intermitente (2 comprimidos entre 2 y 24 horas previas a la exposición, 1 comprimido a las 24 horas de la primera toma y otro, 24 horas después). Algunos estudios han mostrado reducciones en la transmisión superiores al 85%. Además de estas recomendaciones en cuanto a su toma, los organismos institucionales competentes en la materia destacan que la adherencia es un factor clave en la efectividad de la PrEP y que cualquier programa de PrEP debe incluir medidas específicas destinadas a reforzar la adherencia a la medicación. Esta medicación fue aprobada por la Agencia de la Alimentación y el Medicamento de EE UU (FDA) en 2012 y por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) en julio de 2016. La PrEP ha demostrado que disminuye la transmisión del VIH en grupos de riesgo elevado. Aunque no obstante, no está claro el impacto en la disminución de la incidencia a nivel poblacional. 
Si bien estos últimos son los posicionamientos de los organismos institucionales, desde las entidades sociales existe un amplio recorrido en el diseño y aplicación de intervenciones preventivas y lo que se está viendo es que son necesarios nuevos enfoques desde la promoción de salud, por ello es necesaria una reflexión sobre la incorporación de este fármaco como estrategia preventiva, partiendo y teniendo en cuenta las aportaciones de aquellas agrupaciones que llevan mucho tiempo dedicadas a estas tareas.
En la prevención de la transmisión del VIH y otras ITS, se ha demostrado la necesidad de actuar sobre factores estructurales, que colocan a las personas en situaciones de mayor vulnerabilidad, desplazando desde hace ya años el concepto estigmatizante de grupos de riesgo, que como vemos se retoma de alguna manera con las propuestas relacionadas con esta medicación. ¿Qué factores son estos? Por un lado hablamos de determinantes de tipo socio-económico, como la edad, el nivel de formación, los ingresos, la situación de convivencia, el acceso al sistema de salud y a los servicios preventivos… Diferentes estudios han demostrado la asociación entre estos y la realización de prácticas sexuales de riesgo: en el caso de HSH por ejemplo hablamos de chicos jóvenes que carecen de habilidades para vivir una sexualidad integral y satisfactoria, con dificultades de negociación en las prácticas sexuales, a lo que se suma además el consumo de sustancias (debido sobre todo a la carencia de estrategias educativas realistas, cercanas y que tengan en cuenta la diversidad).
También encontramos desigualdades al acceso a la prevención y a los servicios de salud en personas migrantes, a las que se añaden además dificultades económicas, personas que obtienen dinero del trabajo sexual, que en ocasiones se pueden colocar en la situación de tener que decidir entre cuidarse, “protegerse” o comer, o comprar, o viajar, o pagar la vivienda.  Se trata de desigualdades socio-económicas que si fueran eliminadas, al menos parte de las transmisiones se reducirían. En este sentido, para pensar en la valoración de la efectividad de una intervención preventiva de tipo farmacológico nos podemos preguntar: ¿acaso hay pastillas que eliminan desigualdades? Pero esta pastilla no va dirigida a las personas que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad, básicamente porque no la van a poder pagar. 
Tampoco se piensa aquí en las reflexiones ya realizadas desde hace años sobre cómo las necesidades no consideradas estrictamente sexuales, pero relacionadas con la parte emocional, como la necesidad de afectos, de sentirse deseada/o, de conexión, intimidad, confianza… pueden determinar la toma de decisión, consciente en muchas ocasiones, de llevar a cabo prácticas sexuales de riesgo.

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