jueves, 9 de noviembre de 2017

LA XIRGÚ: CINE Y TEATRO EN LA BARCELONA DE PRIMO DE RIVERA







“La Xirgú” es una modesta pero resultona producción catalana ambientada durante la Dictadura de Primo de Rivera en la Barcelona de los años veinte en la que la actriz Margarita Xirgú se decide a interpretar, a pesar de los intentos de la censura por impedirlo, a la “Mariana Pineda” de García Lorca. Personajes como Valle-Inclán o el propio Lorca arropan a la actriz encarnada por una inspirada Laia Marull en esta aproximación modesta pero llena de encanto, fuerza, magia y sensibilidad a un momento de la carrera de la actriz catalana que también es un momento en la historia del siglo XX en el estado español y, en particular, en ese cruce entre el arte y la política que tanto ha disgustado a las dictaduras que todavía perviven en el subconsciente colectivo, como hemos podido comprobar recientemente y precisamente en suelo catalán.








 “La Xirgú” es pues una película sobre el teatro, sobre  una actriz mítica en el espectro lorquiano y sobre la historia de un montaje contra los poderes fácticos. Parece una ironía del destino que necesitemos hablar de las tiranías del pasado (ya entonces, en tiempos de Lorca) para poder referirnos a las del presente y que la bandera tricolor de la República y la palabra “LIBERTAD” sigan siendo emblemas peligrosos en este estado represor que parece anclado en los códigos no solo anti.culturales, autoritarios y anti-democráticos sino teñido por el esperpento negro de uno de los secundarios que aparece en el filme: Valle-Inclán. El autor de “Luces de Bohemia” aparece retratado como un viejo cascarrabias, celoso de la relación entre Lorca y la Xirgú y parece, al principio, desdeñoso hacia la obra que preparan pero finalmente en un gesto brillante consigue salvar la representación de las garras de la policía del régimen de Primo de Rivera y de la censura  del Heraldo de España. El filme está rodado con ritmo, ambientado con gusto,  se apoya en la humanidad de los intérpretes (destacando, sobre todos, el esfuerzo de Laia Marull)  y en la mezcla entre el teatro y la vida, el arte y las ideas, con una sana mezcla de humor, gotas de drama y algo de suspense, descansando en las batallas hermosas o desgarradas y las pequeñas conquistas por la libertad de expresión que, aún hoy, se libran en el estado español en general  y en el suelo de Cataluña en particular. 

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